SECCIÓN: COSMOVISIONES ANCESTRALES
TÍTULO: Dikenga y Kalûnga: El Cosmograma Kongo y el Mar que Une la Vida y la Muerte
Por Tata Moshe Mano Izquierda
Desde lo más profundo de la tradición Kongo, emerge un símbolo ancestral que articula la comprensión del universo, el tránsito del alma y la estructura espiritual de la existencia humana. Nos referimos al cosmograma conocido como Dikenga, también llamado Yowa, y su íntima relación con el Kalûnga —el mar primordial y umbral entre los mundos.
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Un círculo, una cruz, un universo cíclico
El cosmograma Kongo se representa como un círculo atravesado por una cruz. Este símbolo, simple en apariencia, es en realidad un mapa del universo y la existencia humana. Divide la vida en cuatro etapas —Musoni (concepción), Kala (nacimiento), Tukula (madurez) y Luvemba (muerte y renacimiento)— reflejando una visión cíclica del tiempo que contrasta radicalmente con la linealidad de las cosmovisiones occidentales.
Cada punto cardinal del cosmograma simboliza una dirección espiritual, un momento vital y una estación del día. Así, Dikenga no sólo es un gráfico: es un calendario, una brújula y una guía filosófica.
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Kalûnga: el mar entre mundos
En el centro de este cosmograma se encuentra Kalûnga, una línea horizontal que representa el umbral entre los vivos (Ku Nseke) y los muertos (Ku Mpémba). Sin embargo, Kalûnga es mucho más que un simple límite: es un mar sagrado, un río cósmico que las almas deben cruzar dos veces en su existencia —una al nacer, otra al morir.
Para los antiguos Bakongo, Kalûnga fue la primera emanación divina que trajo el orden al vacío primordial (mbûngi). El dios supremo, Nzambi Mpungu, introdujo la chispa de Kalûnga dentro del mbûngi, provocando la creación del universo. Kalûnga es así fuego, agua, movimiento, frontera y puente entre dimensiones.
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Godikenga Uyogwa: el equilibrio en el movimiento
La estructura del cosmograma también expresa el principio de Godikenga Uyogwa, que implica “el volver a girar, el retorno en balance”. La vida se concibe como un viaje que no termina con la muerte, sino que regresa a su punto de origen para iniciar una nueva etapa. Esta espiral de evolución es regida por Kalûnga, que marca el tránsito del alma y garantiza la continuidad del ser a través de sus transformaciones.
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Espacio sagrado, territorio simbólico
El Kalûnga se manifiesta no sólo en el plano metafísico, sino también en lo geográfico: los ríos, el mar, las fronteras naturales son representaciones tangibles de ese umbral espiritual. Por ello, el agua tiene un rol protagónico en los rituales Kongo: el cruce de ríos, la invocación a los ancestros desde sus orillas, las limpiezas espirituales con aguas vivas.
El mfinda, o bosque sagrado, es otro umbral: un espacio de conexión entre el mundo visible y el invisible, donde habitan los simbi (espíritus naturales) y se manifiesta el eco de los ancestros.
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Actualidad y reivindicación
Aunque estas tradiciones fueron perseguidas y ocultadas durante siglos de colonización, hoy resurgen con fuerza en movimientos de recuperación afrocentrada. Investigadores y sacerdotes de linajes congo modernos reafirman que el Kalûnga no es un mito extinto, sino una realidad espiritual activa que aún estructura la vida y la muerte en el pensamiento bantu.
El cosmograma Dikenga, lejos de ser un símbolo arcaico, se revela como una poderosa herramienta de autoconocimiento, sanación y alineación con el universo.
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"El mar no separa: conecta" —dice un proverbio congo. Así, Kalûnga no es el fin, sino el camino. Y en su cruce, los vivos y los muertos, el tiempo y la eternidad, vuelven a encontrarse.
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